Índice
No es la primera vez que lo he comentado, pero la reducción de peso de las bicicletas contemporáneas, con respecto a las de hace tan sólo una década, es posiblemente el mayor avance tecnológico. Ni los 11 piñones, ni los cambios electrónicos, ni la infinidad de componentes que ahora se fabrican con fibra de carbono suponen un avance neto tan importante como la reducción de alrededor de un 30% en el peso total de una bicicleta.
Junto con la montura también se ha reducido el peso de gran parte del equipamiento, y ahora zapatillas, cascos, gafas o accesorios también se han convertido en el objetivo tecnológico de la mayoría de los fabricantes. El resultado final es que, sin invertir cantidades ingentes de dinero, podemos encontrarnos con un conjunto bici/equipamiento que pesa de media unos 4 kilos menos que el mismo material de finales de 1999.
Claro que, como siempre ha sucedido, existen verdaderos inconformistas que, no contentos con que su bici de gama media-alta pese alrededor de 11 kilos, son capaces de cambiar cualquier tipo de componente para arañarle unos pocos gramos a la báscula. Aunque, personalmente, me parecen extremos irracionales, mi labor debe ser la de hacer el mejor asesoramiento para que cualquier persona que decida rebajar el peso de su bicicleta, lo haga con inteligencia y, sobre todo, logrando resultados eficientes.
¿Para qué sirve una bicicleta ligera?
La respuesta es 9,8. Esta cifra mágica es la velocidad con la que un cuerpo cae en nuestra atmósfera: 9,8 metros por segundo, corresponde a la fuerza de atracción de la gravedad terrestre. Sobre un plano liso, una vez que el objeto atraído cobra velocidad, es un dato menos relevante, pero cuando se trata de un plano inclinado (puerto o descenso) las cosas cambian. También es algo a tener en cuenta cuando cambiamos de velocidad y de ritmo ya que, a la fuerza de atracción terrestre, hay que sumarle otro factor: la aceleración. Para los que no tengan muy claro este concepto, la aceleración es el proceso en el que un cuerpo (una masa) cambia de estado de velocidad, bien sea desde parado a una velocidad determinada o desde una velocidad a otra superior. ¿Para qué todo este ladrillo? Pues para esquematizar dónde es más rentable quitarle peso a una bicicleta. Porque, si aceleramos de golpe en la bicicleta, hay algunos componentes a los que les afecta más ese cambio de ritmo.
Para sintetizarlo, ya que este post no tiene como objeto hacer un informe exhaustivo, podemos resumir las partes donde es mejor incidir para que la reducción de peso sea más rentable, desde el punto de vista de la eficiencia:
-Cubiertas
-Cámaras
-Ruedas (llantas)
-Bielas
-Pedales
-Zapatillas
¿Por qué por ese orden?, es sencillo. Las partes de la bicicleta que giran o se desplazan generan mucha más inercia en los momentos de aceleración y es aquí donde más se nota la reducción de peso. En el caso de las ruedas, además, incide otro factor: el efecto giroscópico. Cuanto menos pesa una rueda mejor se direcciona la bicicleta y son más fáciles los cambios de ritmo al pedalear.
Dicho esto, el mejor consejo es que resulta mucho más sensato quitar 100 gramos de las ruedas (entre cubiertas y cámaras es sencillo) que medio kilo del cuadro. Esta es la parte tecnológica, hasta aquí todo son cifras y principios físicos y matemáticos. Pero vamos a contaros un “truco” para que mejore mucho más vuestra bicicleta, sobre todo en un puerto.
Matemáticas populares
Te propongo un experimento. Seguramente vives en un bloque de viviendas. Imaginemos que de 4 plantas. Si no es así, búscate una escalera con unos 100 peldaños y participa de este ejercicio. Ponte un cronómetro, prepara el pulsómetro y unas zapatillas cómodas. Ahora sube trotando rápido las escaleras y mide el tiempo que has tardado y las pulsaciones que has marcado. Anótalas.
Para la segunda parte del experimento necesitas cuatro tetrabrik de 1 litro cada uno. Da lo mismo que sean de leche, zumo o vino don simón: no te los vas a beber. Repite el experimento cargando con los cuatro paquetes. ¿Qué estupidez, verdad? Desde luego es un juego tonto, pero tiene su justificación.
Estamos a principio de temporada, el invierno ha sido caótico y casi ninguno hemos podido todavía entrenar como nos gustaría, por lo que esos 4 kilos no serán muy complicados de eliminar si cuidamos un poquito la alimentación y nos marcamos un objetivo claro de entrenamiento. Pero os puedo asegurar que, cada kilo que nos quitamos de encima, equivalen a muchos euros invertidos en la bicicleta para bajar su peso y, además, estaremos mejorando nuestro estado de salud. No hay que olvidar que el único secreto de que nuestro efímero motor biológico, rinda mejor es aportarle cualquier mejora en la relación peso/potencia que tiene que mover.
Junto con la montura también se ha reducido el peso de gran parte del equipamiento, y ahora zapatillas, cascos, gafas o accesorios también se han convertido en el objetivo tecnológico de la mayoría de los fabricantes. El resultado final es que, sin invertir cantidades ingentes de dinero, podemos encontrarnos con un conjunto bici/equipamiento que pesa de media unos 4 kilos menos que el mismo material de finales de 1999.
Claro que, como siempre ha sucedido, existen verdaderos inconformistas que, no contentos con que su bici de gama media-alta pese alrededor de 11 kilos, son capaces de cambiar cualquier tipo de componente para arañarle unos pocos gramos a la báscula. Aunque, personalmente, me parecen extremos irracionales, mi labor debe ser la de hacer el mejor asesoramiento para que cualquier persona que decida rebajar el peso de su bicicleta, lo haga con inteligencia y, sobre todo, logrando resultados eficientes.
¿Para qué sirve una bicicleta ligera?
La respuesta es 9,8. Esta cifra mágica es la velocidad con la que un cuerpo cae en nuestra atmósfera: 9,8 metros por segundo, corresponde a la fuerza de atracción de la gravedad terrestre. Sobre un plano liso, una vez que el objeto atraído cobra velocidad, es un dato menos relevante, pero cuando se trata de un plano inclinado (puerto o descenso) las cosas cambian. También es algo a tener en cuenta cuando cambiamos de velocidad y de ritmo ya que, a la fuerza de atracción terrestre, hay que sumarle otro factor: la aceleración. Para los que no tengan muy claro este concepto, la aceleración es el proceso en el que un cuerpo (una masa) cambia de estado de velocidad, bien sea desde parado a una velocidad determinada o desde una velocidad a otra superior. ¿Para qué todo este ladrillo? Pues para esquematizar dónde es más rentable quitarle peso a una bicicleta. Porque, si aceleramos de golpe en la bicicleta, hay algunos componentes a los que les afecta más ese cambio de ritmo.
Para sintetizarlo, ya que este post no tiene como objeto hacer un informe exhaustivo, podemos resumir las partes donde es mejor incidir para que la reducción de peso sea más rentable, desde el punto de vista de la eficiencia:
-Cubiertas
-Cámaras
-Ruedas (llantas)
-Bielas
-Pedales
-Zapatillas
¿Por qué por ese orden?, es sencillo. Las partes de la bicicleta que giran o se desplazan generan mucha más inercia en los momentos de aceleración y es aquí donde más se nota la reducción de peso. En el caso de las ruedas, además, incide otro factor: el efecto giroscópico. Cuanto menos pesa una rueda mejor se direcciona la bicicleta y son más fáciles los cambios de ritmo al pedalear.
Dicho esto, el mejor consejo es que resulta mucho más sensato quitar 100 gramos de las ruedas (entre cubiertas y cámaras es sencillo) que medio kilo del cuadro. Esta es la parte tecnológica, hasta aquí todo son cifras y principios físicos y matemáticos. Pero vamos a contaros un “truco” para que mejore mucho más vuestra bicicleta, sobre todo en un puerto.
Matemáticas populares
Te propongo un experimento. Seguramente vives en un bloque de viviendas. Imaginemos que de 4 plantas. Si no es así, búscate una escalera con unos 100 peldaños y participa de este ejercicio. Ponte un cronómetro, prepara el pulsómetro y unas zapatillas cómodas. Ahora sube trotando rápido las escaleras y mide el tiempo que has tardado y las pulsaciones que has marcado. Anótalas.
Para la segunda parte del experimento necesitas cuatro tetrabrik de 1 litro cada uno. Da lo mismo que sean de leche, zumo o vino don simón: no te los vas a beber. Repite el experimento cargando con los cuatro paquetes. ¿Qué estupidez, verdad? Desde luego es un juego tonto, pero tiene su justificación.
Estamos a principio de temporada, el invierno ha sido caótico y casi ninguno hemos podido todavía entrenar como nos gustaría, por lo que esos 4 kilos no serán muy complicados de eliminar si cuidamos un poquito la alimentación y nos marcamos un objetivo claro de entrenamiento. Pero os puedo asegurar que, cada kilo que nos quitamos de encima, equivalen a muchos euros invertidos en la bicicleta para bajar su peso y, además, estaremos mejorando nuestro estado de salud. No hay que olvidar que el único secreto de que nuestro efímero motor biológico, rinda mejor es aportarle cualquier mejora en la relación peso/potencia que tiene que mover.
